Experiencias de los hermanos con nuestro seminario

"El seminario ha sido para nosotros una gran obra de Dios en esta ciudad. Tuvimos la gracia de verlo nacer desde cero. Al principio parecía que no era nada, pero el Señor fue construyéndolo poco a poco, con firmeza y amor.

Nosotros acogimos en nuestra casa a seis seminaristas en diferentes momentos. Aquellos jóvenes necesitaban formación, pero eran humildes, obedientes y dispuestos a dejarse guiar.

Nos llena de alegría ver cuántos sacerdotes han salido de aquí. Entre ellos, nuestro propio hijo, quien se formó en Bogotá y hoy sirve como presbítero en la parroquia San Lucas. Nunca imaginamos que seguiría ese camino, pero Dios lo llamó, como ha llamado a tantos otros."

"Conocer el seminario ha sido una verdadera alegría. Llegamos gracias a nuestra comunidad, y desde entonces, la experiencia ha sido profundamente transformadora.

Las instalaciones, hermosas y acogedoras, reflejan el ambiente de unidad y amor entre las comunidades, a pesar de nuestras diferencias."

"Considero que el seminario ha sido una gran gracia, no solo para Medellín, sino también para toda la Iglesia. Su labor en la formación de presbíteros, en la acogida de hermanos del Camino Neocatecumenal e incluso de personas ajenas al camino o a la misma Iglesia, es inmensa y profundamente significativa.

Para mí, el seminario representa un signo de esperanza, especialmente en un tiempo en el que muchos jóvenes, como yo, sentimos que la hemos perdido. Aun sin tener una vocación activa o pertenecer al seminario, he sentido que también nos incluyen, nos acompañan y nos muestran que no estamos solos, que también tenemos una misión importante en el mundo y en la sociedad."