Este año, como cada 25 de marzo, celebramos en unión con toda la Iglesia la solemnidad de la Anunciación del Señor, día que conmemora el anuncio del ángel Gabriel a la Virgen María. ¡Anuncio gozoso de nuestra salvación! El Verbo, el Hijo coeterno con el Padre, se encarnó en el seno de María la virgen, por obra del Espíritu Santo. Cristo ha asumido nuestra naturaleza para rescatarla del pecado. Se ha hecho hombre, para que el hombre pudiera participar de la naturaleza de Dios. Se ha hecho hombre para destruir en su carne el pecado e introducir nuestra naturaleza en la misma divinidad. ¡Increíble intercambio de amor! Él se ha hecho uno con nosotros para que nosotros pudiéramos ser uno con Él.

Esta solemnidad, de inmensa importancia para todo aquel que cree, tiene para nosotros como seminario un valor añadido. En este día celebramos la fiesta anual de nuestro seminario, como un momento especial de acción de gracias a Dios por todas las obras y milagros que ha realizado en medio de nosotros. Son ya 33 años de fidelidad de Dios, 33 años formando presbíteros para la nueva evangelización. Y todo esto no habría sido posible sin la ayuda inestimable de tantas personas que, con sus bienes y su tiempo, han hecho posible la existencia y misión de nuestro seminario.